RUMORES SOLO RUMORES....

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sábado, 3 de abril de 2010

La Policía investiga los rumores sobre la infidelidad de Sarkozy...


El grupo editorial Hachette interpone una demanda

No es Nicolas Sarkozy de los que saben encajar con indolencia y serenidad los ataques personales, ni siquiera cuando se manifiestan en forma de rumor. Y menos aún si afectan a su vida privada y coinciden, sospechosamente, con un periodo electoral. Ha transcurrido casi un mes, pero no ha terminado de digerir el presidente francés las habladurías que en internet se propagaron a principios de marzo, en vísperas de los comicios regionales, y que apuntaban a una recíproca infidelidad en el matrimonio elíseo.
Durante días, los servicios presidenciales han rastreado la red con ayuda de los «hackers» de la Policía a fin de remontar al origen de un incómodo rumor que el líder galo considera una «tentativa de desestabilización».
Tal ha debido ser la presión del entorno del jefe del Estado para que «se haga la luz», que el grupo Hachette, editor de varios periódicos digitales, ha acabado interponiendo una denuncia contra «X» por «introducción fraudulenta de datos en un sistema informático», permitiendo así que se abra una investigación judicial. Tampoco es de extrañar pues se trata de una filial del gigante de la comunicación Lagardère, dirigido por Arnaud Lagardère, al que el presidente Sarkozy estima como «un hermano».
De hecho, fue uno de sus medios, la versión digital del «Journal de Dimanche» (JDD), el primero en hacerse eco a través de un blog de los supuestos problemas de pareja entre Nicolas Sarkozy y Carla Bruni, dando así credibilidad a un comentario que ya circulaba por la red social Twitter. Aunque el post figuró apenas unas horas en línea –el tiempo que tardaron los responsables del diario en calibrar la gravedad de lo publicado y retirarlo–, el daño ya estaba hecho. Al día siguiente el chascarrillo daba la vuelta al mundo.
Por el momento, y a la espera de las pesquisas de la Policía judicial, encargada del caso, dos cabezas han rodado: la del autor del blog, un joven de 23 años contratado para «atraer audiencia», y la de su superior jerárquico, no por inventar el rumor sino por airearlo.

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